¡Arriba el café!

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Ayer en Costa Rica nos adelantamos al Día Internacional del Café y se celebró de la mejor forma: compartiendo una bebida de alta calidad con todo el que quisiera.

Allí al costado del emblemático Mercado Central, las personas hacían fila pacientemente, sobre todo para llevarse un capuccino. 20 baristas trabajaron febriles en las máquinas de espresso. Cremosas tacitas salían y sus consumidores con una sonrisilla.

En otro de los puestos, se podía degustar café negro de Café Central, una cafetería que promociona la riqueza de nuestros cafés, regiones y procesos.

Vi a señoras y señores observar con atención a los baristas de la Academia Costarricense del Café enseñarles métodos que para la mayoría son novedosos como el V60 y la Vandola (método desarrollado aquí en Costa Rica). Empresas tostadoras y comercializadoras también dieron en degustación sus productos. ¡Qué fiesta!

Luego de tomar mi cafecito, volví por la misma Avenida Central que me había traído y pensando en el café reparé en unos cafetos sembrados en plena avenida. Tiene rato de estar ahí, pero no las había distinguido. Y detrás de ellas está este monumento:

Es un monumento al café y su gente. Canastas de café recién recolectado rebosan congeladas en el tiempo, para recordarnos que Costa Rica es un país cafetero, el café corre por nuestras venas.

Celebrar este día entonces, no solo es celebrar el producto en sí, sino también a todos esos trabajadores esforzados que siembran, cuidan, recolectan y trabajan el grano de oro; nuestro café. Y lo han hecho de tal forma, que su buen trabajo y su gran producto tienen prestigio internacional.

Tengo mucho que hablar de este proceso de excelencia que ha llegado hasta los baristas y cafeterías, encargados de servir el producto final. Pero que no olvidemos y podamos apreciar lo privilegiados que somos en este lado del mundo. ¡Feliz día!