¿Habrá suficiente café mañana? Mi visita a la finca experimental Hacienda Alsacia Por mucho tiempo el café ha sido un producto que hemos sumado a nuestros alimentos diarios; es una de las bebidas que más se toman en el mundo y gracias al movimiento por consumir un café de mejor calidad, el café se pone de moda en más países, incluso en donde antes no se tomaba. Así las cosas, la demanda por el café crece cada año. ¡Qué buena noticia! ¿No? Pero esto es una espada de doble filo. Es positivo que más gente quiera tomar café y aún más positivo que busquen cada vez más un café de mejor calidad, pero tiene su lado negativo porque según las proyecciones en unas pocas décadas no se podrá suplir la demanda de café. Pensar en esto mientras veo una hermosa y gran finca de café podría parecer mentira, pero los datos y la misma razón de ser de esta plantación confirman que el futuro del café está en juego y hay que trabajar por él. ¿Futuro incierto? “Si el consumo de café sigue creciendo a un 2% por año, para el 2050 se necesitarán 298 millones de sacos, el doble de la producción actual”, sentencia el World Coffee Research en su informe del 2017. En contraste, los datos del WCR dictan que casi la mitad de las áreas de producción cafetalera están en países que perderán hasta el 60% de su terreno cultivable para el año 2050. Estamos hablando de países como Brasil, Nicaragua o Uganda. Costa Rica no se queda por fuera, se encuentra entre los países que podrían perder entre un 30% y un 60% de su área productora de café. ¿A qué se debe la reducción? Bueno, ya sabemos algunas razones: Cada vez hay menos cafetales en nuestras regiones cafetaleras, sobre todo, las que están al centro del país; son sustituidas por proyectos residenciales o comerciales. El cambio generacional sigue siendo un reto para los caficultores heredar la tierra y el amor por el café a sus hijos. Porque sembrar café no es fácil: el mercado, los costos de producción, combatir las plagas y el clima. Y el clima es uno de los mayores riesgos. Se calcula que muchas de esas áreas que antes eran aptas para el café por su temperatura, en varios años se tornarán muy cálidas, por encima del 30 Cº. La Hacienda Alsacia es la única finca de la gigante Starbucks en el mundo. La terraza en donde estoy tiene vistas a Hacienda Alsacia, la que muchos conocen como la finca de Starbucks. Sí, el gigante norteamericano de cafeterías tiene esta finca desde el 2013; es la única que posee en todo el mundo. El reporte de la WCR asegura que una de las vías para enfrentar el problema del futuro del café es la investigación. Un rubro en que se ha invertido escasamente en comparación con el alto valor comercial que tiene el café. Con investigación, por ejemplo, hablamos de mejoramiento genético de las plantas de café. Pero que ese mejoramiento en productividad y en resistencia al clima y enfermedades no deje de lado una buena calidad en taza. Investigación también se trata de encontrar evolución en las prácticas de cultivo y manejo de plagas que por muchos años han implementado los caficultores. ¿Starbucks cultivando café? Cuando supe que Starbucks había comprado una finca aquí en Costa Rica tuve alguna resistencia. Me puse a investigar por lo tanto y descubrí que no se relacionaba tanto por manejar toda la cadena del café sino que se trataba más de un asunto a largo plazo. Muchos caficultores incluso me preguntaron por el trabajo que se hace en esta propiedad que está ubicada en las faldas del Volcán Poás, Alajuela. Así que, decidí visitarla para saber qué se cuece allí. 10 hectáreas de Hacienda Alsacia se dedican exclusivamente a la investigación. El futuro del café en su genética Hacienda Alsacia tiene 240 hectáreas, de ellas 170 están cultivadas de café y 10 se reservan para investigación de variedades; uno de los temas más llamativos del trabajo de esta finca. En la entrada de Hacienda Alsacia me encontré con el Ingeniero Carlos Rodríguez, el Director Global de Agronomía para Starbucks. “Tenemos más de 350 variedades de café en estudio“, enumeró. “De ellas, 17 muestran resistencia a la roya”. Recordemos que la roya es una de las plagas que más ha azotado los cafetales aquí en Costa Rica y en otras latitudes. Más de 350 variedades de café cultivadas para monitorear su desempeño. ¿Qué significa una investigación de este tipo? Bueno, nada mejor que verla. Junto con el ingeniero Rodríguez descubrí que encontrar resultados al trabajar con la genética del café requiere paciencia. Para la mayor parte de los cultivos la búsqueda y desarrollo de nuevas variedades es crucial. En el café, la tradición a veces nos ha podido más. El asunto es que la genética del Coffea arabica es limitado, la planta además es muy longeva y los caficultores de cada región suelen quedarse con 1 o 2 variedades desde siempre. Por ejemplo, en Costa Rica, más del 90% de los cafetales están cultivados con las variedades Caturra y Catuaí. Aunque esto garantiza los mismos buenos resultados, también garantiza que si una plaga como la roya o el cambio climático afecta a un grupo de plantas, es probable que afecte a todo el resto de su finca. La otra cara de buscar nuevas variedades también es encontrar más y mejores perfiles de sabor. ¿Por qué digo que este tipo de investigación requiere paciencia? Porque para saber si una variedad reúne buenas características o saber cómo se comporta en ciertas condiciones, se requieren años para que la planta se desarrolle y llegue a dar su primera cosecha. Las parcelas de investigación de Alsacia están cuidadosamente trazadas. Don Carlos me muestra altos Typicas y Bourbon. Diferentes tipos de Geisha, ¿sabían que este tipo de café toma su nombre de la localidad Gesha, Etiopía? Se extrajo de ahí 26 “multilíneas” de cafetos que guardaban semejanzas, aunque no eran idénticos al 100%. Entonces don Carlos y su equipo están monitoreando diferentes líneas de Geisha que parecen ser más estables fenotípicamente, con mayor producción y mejor taza. Entre las variedades está también el San Isidro 35 que ha demostrado resistencia a nemátodos; algo que podría ser muy útil en regiones como Turrialba, en cuyo suelo se reproduce nemátodos que se alimentan de las raíces del café hasta consumirlo. La investigación de la genética del café, no es de meses sino de años. También entre las hileras crecen parientes de los híbridos de Timor (una mezcla espontánea de Arábica con Canephora) en las dos vertientes más conocidas en Costa Rica: Sarchimor (Villasarchí/ Híbrido de Timor) y Catimor (Caturra/Híbrido de Timor). Su genética compartida con el polémico Robusta los hace fuertes, pero también cuestionables en cuanto a sabor; esto también se está estudiando. Starbucks no es el único interesado en que el café encuentre más caminos para sobrepasar sus retos. Un ejemplo de ello, es la colaboración que esta finca vive con instituciones como el mismo World Coffee Research, el ICAFE y el CATIE, con quienes comparten distintos resultados de sus líneas de investigación. “De ellos (CATIE) recibimos una copia de su valiosa colección de 90 materiales silvestres que provienen de Etiopía“, menciona Rodríguez. La idea es ver cómo se comportan estos cafés en la altitud y el clima de Alsacia. En una curva del camino observamos un cafeto de la variedad Moka, nunca lo había visto y sin la guía de don Carlos, jamás lo habría distinguido. En una loma cuesta abajo crece un grupo de cafetos con hoja color rojo intenso. “Se llama Purpurascens”, revela don Carlos. Café Purpurascens, denominado así por el color rojizo de sus hojas. Para saber el desempeño de estas plantas se necesitan años; pero los primeros resultados ya están siendo recopilados. No solo tomando nota de la productividad y salud de los cafetos sino del resultado en taza. Recientemente, y con la colaboración de la SCA Costa Rica, Hacienda Alsacia dispuso 100 muestras de diferentes variedades para que fueran evaluadas por catadores experimentados en la SCA Costa Rica. “El objetivo es poder tener aún más criterios para seleccionar e identificar cuáles de estos cafés son cafés de especialidad”. De las variedades ya estudiadas y conocidas, Starbucks quiere colaborar en esa renovación de cafetales, no solo con los productores con quienes trabaja sino con las comunidades caficultoras interesadas. “Ya hemos trabajado con varias cooperativas en donde hemos donado semillas. En la región Brunca donamos semilla y almácigos, y estamos pendientes de cómo responden estos materiales”, explica. A esta finca experimental llegan visitas de todo el mundo, para ver la investigación en semillas y aprender también otro aspecto importante: el cultivo. El futuro en cómo se cultiva el café En un tramo llano del recorrido nos detuvimos en silencio. A nuestra izquierda una hembra de venado comía hierba entre los cafetales. El impacto que tiene la caficultura es económico porque le da sustento a muchas familias (y falta aún mejorar esa distribución de riqueza en muchos lugares). Pero también es un impacto ambiental, lo hemos hablado. Mejorar la productividad del cada vez más escaso territorio cultivable se logra también encontrando nuevas prácticas de cultivo. “Tenemos más de 200 indicadores en nuestro programa CAFE Practices (2004) en donde apoyamos y guiamos a los productores a usar prácticas más sostenibles”. Estas prácticas persiguen el cuido de la tierra, del ecosistema y al final, preservar el medio en donde el café crece y a las personas que viven de él. ¿Lo ven? El café y la naturaleza siempre están entrelazados. En la finca también hay investigación en desarrollo como el control de plaga en los suelos a través de microorganismos, el control biológico del “oboto” o “gallina ciega”, el control de nemátodos, o la utilización de microorganismos para la nutrición de la planta. También están probando un sistema de riego por goteo para controlar las etapas de floración de la planta… Don Carlos coincide en que para el café se vislumbra un futuro de cambios; tiene retos muy grandes: el cambio climático, “la roya sigue siendo un reto porque es un organismo que muta”. El reto: encontrar variedades que resistan el clima, las plagas, pero que tengan una excelente taza. Pero no todo es negativo. “El café sigue siendo un cultivo importante, económica y socialmente. Viene un cambio generacional, cierto, pero hay esperanza por ejemplo en interés de las nuevas generaciones por producir café de especialidad. Más países consumirán más café y más países lo producirán”, pero no es algo que deba angustiarnos. “Tenemos que trabajar en conjunto con instituciones a nivel global para superar estos retos”. Comparte esto:TwitterCorreo electrónicoLinkedInMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado