¿Puede el café de especialidad ser la segunda oportunidad para el café de Orosi?

Casi no he escrito sobre el café de Orosi y casi no he probado café de especialidad de esta región. Y es extraño, porque he amado la belleza de esta parte de Costa Rica desde la infancia.

(El único artículo antes de este es el de Café Zalmari, lo pueden leer aquí).

Si tuviera que escoger una paleta de colores para Orosi serían el verde oscuro y el azul. Esta tierra de la provincia de Cartago guarda entre sus lomas y llanos muchos de los restos de la historia colonial de Costa Rica. Y también produce café, aunque el rojo de sus frutos es un color en desaparición.

Orosi pertenece al cantón de Paraíso, desde donde bajamos en una estrecha y serpenteante carretera -que rodea el valle como un anillo- el pequeño valle de Orosi contiene su pueblo, una de las iglesias católicas más antiguas del país, el río Macho, el río Palomo -entre muchos- y sus escarpadas colinas, muchas de ellas fueron sembradas de café.

“Pero ese valle por donde ustedes pasaron ahora, ahí todo estaba sembrado de café y lo arrancaron hace años”, nos dice Ana Luz Araya. Conversamos mirando el valle desde lo alto de la finca de su familia; parece que llueve, parece que hace sol. “Nos han ofrecido dinero para vender y que aquí hagan más casas, pero no hemos querido”.

La propuesta no parecería tan mala, porque como ella nos explica- el café en Orosi desaparece. Según números del ICAFE en la cosecha 2012-2013 el café producido en el cantón de Paraíso (Orosi es su segundo distrito) fue de más de 42 mil fanegas. Para la cosecha 2017-2018 la producción cayó a solo 15 200 fanegas. ¿Por qué hay menos café en esta zona?

Las razones son muchas, están entrelazadas y seguro se parecen a otras regiones caficultoras del Costa Rica y el mundo. Estas son solo algunas:

  • La broca y la roya: Orosi es una región lluviosa, con varios picos de cosecha en el año, pero esa humedad la hace candidato preferencial para el ataque de estas 2 enfermedades.
  • Los precios en picada: sabemos que los precios internacionales han sido malos ya hace un buen tiempo. Se suma a que Orosi ha luchado por defender su calidad como región, pero no se ha visto reflejado en el precio que se paga en por su café en fruta, según nos cuentan en esta familia.
  • La presión inmobiliaria: como lo mencionó Ana Luz la población crece, y parece mejor dejar el problema del café y recibir un dinero seguro. Una historia que se repite en otras regiones caficultores de mucha antigüedad.
Ana Luz Araya, Microbeneficio Los Altos de Araya, Orosi.

A doña Ana Luz Araya la acompaña su hija Loana y su esposo Mario Coto; ellos representan una llama de esperanza para este café de taza balanceada y acidez suave. Esta familia vive los mismos retos que mencioné. Incluso, en sus momentos más bajos; hace unos 10 años, habían comenzado a arrancar los cafetos para sembrar “otra cosa”.

Pero les llegaron noticias de lo que hacían otros caficultores: dejar de entregar el fruta toda su cosecha, comenzar a procesar ellos mismos su café, trabajar microlotes, procesos … No era un camino fácil tampoco, pero se trazaron ese rumbo.

A unos 1400 msnm la familia inició microbeneficio hace unos 3 años. Sus 4 hectáreas las están renovando con otras variedades como: Obatá y Venecia. Los caturra y catuaí más antiguos han dado las primeras cosechas que procesaron ellos mismos.

La nueva área de secado del microbeneficio. “Antes el café sí era el grano de oro”, Mario Coto.

“Comenzamos con unas camas africanas sencillas”, me explica don Mario mientras caminamos por lo que él mismo ha diseñado: su nuevo espacio de secado protegido de las lluvias constantes de la zona. “Hemos trabajado procesos mieles y naturales”.

“No teníamos nada de equipos, así que me puse a construir prototipos de máquinas”. Don Mario es ingeniero, ya jubilado con décadas trabajadas en el ICE (Instituto Costarricense de Electricidad), pero le dedica ahora todo su tiempo al café, a su beneficiado e incluso al tostado. “Tengo la fe de que esto le quede a mis hijos”, me confiesa.

Prototipo de tostador de muestras de café.

Con sus habilidades se armó de una chancadora, una trilladora e incluso un pequeño tostador artesanal. “Así iniciamos con esto, a pura prueba y error”, explica mientras vemos sus invenciones que ya fueron sustituidas por equipos para un microbeneficio.

“Lo que queremos es los ticos puedan tomar nuestro café, un café 100% costarricense”, proyecta Loana, la hija que más está involucrada en el proyecto. Loana también es ingeniera y mira las posibilidades al café de su familia.

El microbeneficio se llama Finca Los Sauces Altos de Araya, tiene que ver con las raíces de doña Ana Luz y su papá, agricultor como ella, que lo lleva en sus venas. Es evidente cuando la vemos caminar entre el cafetal y los árboles frutales con suma facilidad (nosotros somos torpes, como ya les he contado). “Esto es pitanga… aquí sembramos naranja injertada, tenemos aguacates también”, todos estos forman parte del pequeño bosque de café por el que caminamos.

Desde el punto más alto de su finca, esta familia sueña con tiempos mejores para su café. “Antes el café sí era el grano de oro”, advierte don Mario. Pero han comprendido que la especialidad puede ser el mejor camino hacia el futuro. “Aquí podríamos poner la bodega o una pequeña sala de cata, aquí sería ideal también para una estación en un posible tour de café”, visualizan.

Doña Ana Luz recibió hace unos meses el entrenamiento en cata de café con la enseñanza de Sergio Astúa en San Marcos de Tarrazú. Fue parte de un grupo de productores de la región interesados en saber del café más allá de su cultivo.

“Queremos que los ticos puedan probar nuestro café, 10 por cierto de Costa Rica”, Loana Coto.

A pesar de que Orosi tiene una historia muy extensa ligada al café, el número de microbeneficios no es tan alto como en la zona de Los Santos, sin embargo, los pequeños productores están explorando poco a poco el café de especialidad.

¿Cuál es su meta? Que el café de Orosi sea reconocido como origen, que no mezcle con otros orígenes como Turrialba, conseguir mayor productividad en los cafetales que aún permanecen y lograr un precio que haga sostenible producir café.

La familia Coto Araya cultiva, procesa e incluso tuesta su café bajo la marca Los Sauces.

De vuelta en el microbeneficio, don Mario me muestra lo que ha aprendido tostando su café, “viendo cómo va cambiando en cada etapa”, y nos tomamos una taza de su café Los Sauces, al lado de un pilón; el artefacto que hace muchísimo tiempo se utilizaba para chancar el café (sacar el grano de la fruta).

Nos vamos de Orosi por el otro lado del valle, bordeando la represa hidroléctrica y el lago Cachí, pensando en lo que una vez me dijo Mario Salas , tostador y catador de cafés ganadores de Taza de la Excelencia; que el futuro del café serían tal vez menos productores, pero de una caficultura más especializada, enfocados en la calidad, porque allí parece residir parte de la clave para su futuro.