Tomar buen café “turisteando” en los alrededores del Poás Siempre que decidimos salir a un paseo por este hermoso país de Costa Rica, se planta una idea en mi mente: ¿Encontraremos buen café por el camino? Les parecerá un poco obsesivo, porque nada iguala a las bellezas escénicas que bondadosamente nos regala Tiquicia, pero quienes toman café y saben que Costa Rica es un productor de alta calidad, podrían comprenderme. El turismo es una industria muy desarrollada en Costa Rica, el café también. Sin embargo, no es tan frecuente ver que estas dos se conjuguen ofreciendo a los visitantes la experiencia de un buen café no importa el rincón que deseen visitar: montaña, playa, ciudad, zona caficultora o no. Es triste, pero tradicionalmente muchos lugares turísticos aún no tienen en su haber café de buena calidad. Aún así, esto va cambiando lentamente. En esta breve nota de un paseo sin intención bloguera que dimos por una de las zonas turísticas más visitadas del país, les dejo con algunas reflexiones cafeteras. Cráter del Volcán Poás. El volcán más visitado Por su belleza imponente y accesibilidad, el Volcán Poás, en Alajuela es uno de los parques nacionales más visitados de Costa Rica y el volcán más fotogénico que tenemos. Y no falta razón, ¡es un cráter hermoso! El color de la laguna cambia de celeste a verdoso dependiendo de la condición del volcán. Está rodeado de una intensa vegetación y un clima para los que amamos la montaña. No es de extrañarse entonces, que en las faldas de este coloso, haya nacido una economía del turismo que tiene ya muchos años de arraigo. Restaurantes, puestos de artesanías, fresas (muchas fresas deliciosas), productos lácteos, hoteles, parques de recreación, pero contadas cafeterías y mucho menos, cafeterías con café de buena calidad. Y esto es más interesante si tomamos en cuenta que las faldas del Poás son ricas por su suelo volcánico, para el cultivo de café de gran calidad. Hemos probado muchas veces, café de esta micro-región y damos fe de su buena taza. He visitado el Volcán Poás y sus alrededores desde pequeña. Ya en esta temporada de la vida y con pasión cafetera en las espaldas, siempre busco una taza de café agradable, pero los lugares siempre fueron contados… hasta esta era, en que parecen brillar algunas luces de cambio. La casa del café, Doka Estate Precisamente, la pequeña cafetería de Doka Estate (Café Tres Generaciones) que se levanta a la orilla del camino hacia el volcán, ha sido el pequeño refugio para esta cafetera de hueso colorado ya años atrás. Para mí y mi papá, sobre todo, que siempre buscamos café en cualquier jornada turística. La cafetería es una muestra de los cafés que esta hacienda (no muy lejos de allí) produce. Se puede tomar café y también llevar café empacado para la casa. Además, este espacio es hermano del tour de café que Doka Estate opera. Alsacia Starbucks Una de las “nuevas” y controvertidas opciones camino al Poás es la propuesta de Starbucks que abarca toda la cadena cafetera ( y tal vez por eso sabemos que produce discusión, además del rechazo firme a su marca por parte los fans cafeteros más ortodoxos). Hace algunos años (y pueden leerlo en un post completo al respecto), Starbucks decidió comprar una finca de café en Costa Rica. Su objetivo – además de meterse en el primer eslabón del café- fue desarrollar una finca experimental, en donde se pudiera investigar la viabilidad y comportamiento de numerosas variedades de cafetos, con miras al futuro del café. La finca se llama Hacienda Alsacia (evocando a una región vinícola del norte de Francia). Se encuentra justamente en las laderas del Volcán Poás. El acceso al público en general es una hermosa cafetería (como casi todo lo que propone este gigante estadounidense), con su propio tostador (en donde se tuesta el café de la finca para uso de la cafetería) y métodos sofisticados de filtrado de café. En un costado, recrearon un pequeño beneficio y plantación para explicarles a los visitantes el proceso del café. Del otro lado, el resto de Hacienda Alsacia se puede mirar desde lo alto y disfrutar de un frío pero hermoso atardecer. Fue por este último elemento que nos detuvimos en esta ocasión. El aguacero se acercaba y decidimos refugiarnos en la cafetería. Sigue siendo curioso cómo goza de buena visitación. El poder de la marca y de la idea que vende esta super potencia del café. Algo interesante es que la mayoría de los visitantes no pueden ver el trabajo real que realiza Hacienda Alsacia en su totalidad: la experimentación y desarrollo de variedades. Para ello, habría que ser caficultor o parte de la industria cafetera, o ser de la prensa ( les invito nuevamente a leer el post que escribí cuando visitamos esta particular finca). Restaurantes en el camino al Poás ¿Quién no desea un buen cafecito después de un reconfortante almuerzo? Al menos, los cafeteros de tradición somos así. La penetración del café de buena calidad en los restaurantes y en los restaurantes turísticos va avanzando, pero sigue siendo una tarea pendiente. Por razones de mercado, logística y otros factores que no me podría detener a analizar (¡espero sus comentarios al respecto!). Por eso, aplaudo cuando un restaurante se atreve a darle un espacio a una pequeña marca de especialidad en un stand del local, o aún mejor, cuando se sirve café de una pequeña finca o tostador en la mesa de los clientes. Pasa. En pequeñas cantidades, pero lo vamos viendo. Eso es lo que pudimos percibir en nuestras paradas “gastronómicas” por la amplia oferta de restaurantes del Poás. Uno de los papeles que sí podríamos realizar quienes tomamos café es hacer ver a los restauranteros la necesidad de servir buen café en sus locales. Que no solo sean conocidos por su buena comida y servicio, sino por servir auténtico buen café. En el Volcán Poás : Flor de Fuego Una de las gratas sorpresas la encontramos al final del recorrido dentro del Parque Nacional Volcán Poás. Por cierto, ahora se trata de una visita corta y con muchos dispositivos de seguridad debido a su reciente actividad eruptiva (2019 fue la última erupción registrada) que incluso llevó a las autoridades a cerrar el parque por mucho tiempo. A pesar de las limitaciones, valió la pena ver el cráter despejado. Las cafeterías de muchos lugares como este no suelen darnos buenas tazas de café. Se limitan al café comercial y aperitivos empaquetados. Aunque la cafetería que ahora se encuentra en el Poás, no es una cafetería de especialidad al uso -con una carta sofisticada de varios lotes de café- sí tiene una mejora importante en la calidad del café y en cómo lo preparan. Su café es precisamente de la región (Sabanilla de Alajuela), ¡algo que debería ser el estándar de los locales en esta zona! Se llama Flor de Fuego (perteneciente a Freddo Fresas) y allí nos tomamos un cappucino bien ejecutado, con café de buena calidad. Una buena representación como país cafetero ante los turistas. En las mesas contiguas escuchamos a una pareja de estadounidenses, otra de chilenos y otro grupo de venezolanos. El café es una carta de presentación del buen hacer tico y debería ser más parte de nuestra oferta turística. ¿No creen? Ojalá se siga luchando y ganando más de estos espacios. Comparte esto:TwitterCorreo electrónicoLinkedInMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado