La transformación de las regiones durante la cosecha Un día antes de las Elecciones Nacionales de Costa Rica 2022, mi esposo y yo subíamos por la carretera que lleva a la famosa zona de Los Santos, su fama proviene del café que allí se produce. Luego de la neblina al pasar por el Empalme, el sol que irradiaba todas las montañas de la región, prometía un caluroso día. La fama de esos pueblos, tiene que ver también con una belleza pictórica que siempre me gusta retratar en cualquier momento del año. Pero en los primeros meses del año se hace aún más especial. Nos habíamos citado con la familia Monge Ureña, productores de Café La Lía en San Lorenzo de Tarrazú. Don Óscar Monge me había señalado: “Mejor véngase ahora a inicios de febrero, porque la cosecha se adelantó un poco y pronto ya no habrá café en los patios”. Y es que, una de mis ilusiones siempre es tomar fotografías cuando las bandolas están en su plena maduración o cuando el café ya “pelado” se extiende en los patios al sol y es “rayado” una y otra vez por los trabajadores, con sus palas de madera. No nos iba a alcanzar para lo primero (los cafetales ya estaban en la parte final de la cosecha), pero tal vez para lo segundo. Microbeneficio La Lía, Tarrazú. Me parece que lo logramos. Felipe Monge, el caficultor más joven de la familia nos explicó el paso a paso del procesamiento en el beneficio, para sacar lo mejor de su café y venderlo a compradores extranjeros. La familia Monge es de esas valientes que les he contado aquí, que apostaron por procesar ellos mismos su café, un café de especialidad. En el caso de ellos, comenzaron en el 2008 y ahora venden su café a compradores de especialidad de Asia, Estados Unidos y Europa. Mi referencia de Café La Lía había sido hasta ahora un increíble Typica amarillo que me permitió probar J. Javier Carmona, catador y ganador del Campeonato de Filtrados en el 2017. Pero, no hay nada como ver el café en su origen. En la entrada del microbeneficio de Café La Lía hay un cafetal, en donde algunos recolectores de origen indígena Ngöbe -Buglé ordenaban sacos de lo que se llama la “repela”, es decir los últimos frutos cosechados que pueden ser muy variopintos. Al lado, el patio de secado del microbeneficio estaba lleno de café al sol y de camas elevadas con lotes también especiales. En sus hornos de secado (llamados también guardiolas), también se le daba el “punto” de secado ideal a algunos lotes. Mientras en la bodega, otros trabajadores preparaban para el “reposo” kilos y kilos de delicioso café envuelto en su cascarilla (pergamino). Como hecho seguro es que -dentro de pocas semanas luego de nuestra visita- ya la temporada de cosecha se habría terminado y solo habríamos visto los sacos de exportación… tal vez. Y creo que en todas estas ocasiones que hemos tenido el privilegio de contarles historias de café, se me ha escapado profundizar con ustedes algo que podría ser obvio: el café es un producto estacional, es decir se cosecha una vez al año (por lo general). Para entender esto, tendríamos que observar el ciclo de maduración del fruto: desde la floración, luego el desarrollo y hasta la maduración de las cerezas. El ciclo tarda unas 32 semanas aproximadamente. Ahora, la cantidad de lluvia, horas de sol, la altitud e incluso la genética del cafeto van a influir en el ciclo. Es por eso, que el café no se cosecha en la misma temporada en todos los países. Incluso, la temporada podría variar dentro del país mismo. Es más, en algunas regiones existen 2 y hasta más cosechas al año. Por ejemplo, la floración depende mucho de los patrones lluviosos; en zonas como Turrialba y Orosi, con temporadas lluviosas más largas y horas de sol más irregulares se pueden observar bandolas con frutos desarrollados a la vez que flores iniciando su ciclo. En Costa Rica, se han determinado 3 temporadas de maduración y por ende, períodos de cosecha de café: Maduración temprana: En Agosto. Las regiones Brunca y Turrialba. Maduración media: De octubre a diciembre. En Alajuela, Heredia, Tres Ríos. Maduración tardía: De noviembre a diciembre. Aquí entra la zona de Los Santos, San Isidro de Alajuela y Naranjo. La cosecha es un evento transformador Y así como la flor se va transformando en un fruto que contiene las preciadas semillas del café, las regiones que cultivan este producto experimentan un tiempo de transformación debido a la cosecha y lo que ella implica: es la temporada más fuerte de trabajo, requiere más espacio, tiempo y sobre todo, más manos laboriosas. Hablemos de esto último. Si bien, el primer tramo de la cadena es poco valorizado en el mercado mundial del café, sin las manos que refuerzan el tiempo de la cosecha, el café no llegaría a las nuestras. Costa Rica, como otros países productores, opta por la recolección manual. No se utilizan máquinas cosechadoras como en otras producciones agrícolas, sino equipos de personas recolectoras que deben internarse en los cafetales y bajar por las laderas para cosechar las cerezas del café a mano. Aunque implica todo un reto de logística, la recolección manual se sigue utilizando por el tipo de terreno que tenemos, pero también porque los recolectores suelen ser experimentados en ir sacando primero el café en su mejor estado de maduración y en no maltratar a la planta (dejando siempre la estructura para que el cafeto vuelva a florecer). Así que, esa fuerza recolectora es vital. Desde hace algunas décadas, para nosotros y varios países centroamericanos, la cosecha de café se ha convertido en un fenómeno migratorio. Les mencioné que en la finca de Café La Lía nos encontramos con varios trabajadores indígenas, lo sabemos por las vestimentas típicas que utilizan las mujeres Ngöbes. En nuestro país, las cosechas de café reunen recolectores de diferentes lugares, pero mayormente: Indígenas de Panamá (Ngöbe Buglé). Nicaragüenses.Nacionales (por lo general, de los mismos pueblos cercanos). Por lo general, son familias enteras, recolectores que ya tienen experiencia o van siendo entrenados, que saben lo que los productores requieren. Se suelen contactar con los caficultores meses antes de que comiencen las cosechas y muchos grupos van migrando de región en región, siguiendo los diferentes picos de cosecha. Se estima que de la fuerza recolectora de café, el 60 al 70% es mano extranjera. Y aunque son los menos desde hace muchos años, siguen existiendo recolectores nacionales, algunos se dedican a ello, y otros ven en este trabajo estacional una oportunidad para hacer algún dinero extra que les ayude en su economía del año. Es un fenómeno económico para los pueblos Cuando hemos visitado las diferentes regiones caficultoras fuera de su tiempo de cosecha, los pueblos rurales suelen ser muy tranquilos, sin mucho tráfico de personas, ni de vehículos. Pero cuando la temporada de cosecha llega, todo se transforma. Recorriendo solamente la carretera principal que une los cantones de Dota, San Marcos Tarrazú y León Cortés este fin de semana, el movimiento es evidente. La llegada de miles de recolectores a las fincas (en la cosecha del 2020-2021 se calculaban más de 70 mil personas para todo el país), aumenta el número de pobladores. Hacienda San Isidro Labrador, Dota. Los numerosos recolectores por las mañanas, terminan su jornada en la tarde y prontamente, se acercan a los centros de los pueblos para comprar comida, ropa y otros bienes. Nosotros nos detuvimos en Santa María de Dota para comprar miel y fresas. En las aceras de este pequeño pueblo paseaban ya muchos recolectores de negocio en negocio. Algunos tentados por las tiendas de ropa de segunda mano que extienden sus ofertas por las puertas y ventanas, otros incluso buscando entre la oferta de tecnología y entretenimiento. La economía se dinamiza temporalmente. Según un informe rendido para la Organización Iberoamericana de Seguridad Social, en la zona de los Santos la población temporal llega a ser el 35% de la población. No puedo cubrir aquí todos los aspectos que implican este movimiento humano, como por ejemplo, el precio que se paga por cajuela(hay un precio oficial, pero los caficultores pueden pagar más en función del precio del café, o la calidad que le piden a los trabajadores), sus condiciones de vivienda temporal, el aseguramiento para su salud (y el tema salud fue medular en medio de la pandemia), el aspecto socio-cultural, los riesgos que toman, las iniciativas sociales como las Casas de la Alegría, para el cuido de los niños de los recolectores. Me faltan varios capítulos, ¿les gustaría saber más? Espero que sí. Sacos en Finca Don Alexis. Es un fenómeno que transforma el paisaje Además de los recolectores trabajando febrilmente entre los cafetales por las mañanas y tardes. El paisaje de las regiones caficultoras también se remoza. Al madurar, los cafetales se tiñen de rojo entre las bandolas, hasta que sea el momento apropiado y las manos recolectoras los despojen de su preciada carga. Recibiendo café en Finca Don Lucas. Ahora, vemos sacos en las orillas de los cafetales, los productores que ya hicieron la “medida” de todas las cajuelas -que lograron llenar los recolectores- se dirigen ahora en sus camionetas llenas de los frutos rojos hacia los recibidores. Los recibidores más grandes suelen ser los de los beneficios y cooperativas de gran tamaño. Muchos de ellos son visibles desde la carretera que recorremos esta tarde de sábado. Camiones de gran tamaño esperan abajo de estas estructuras para llevar el café. En la cooperativa Coopedota, los productores socios van al beneficio ubicado en el centro de Santa María de Dota para entregar sus fanegas de café en fruta, cada tarde. También los recibidores de los micro-beneficios entran en funcionamiento cada jornada. Felipe, de Café La Lía nos explicó a detalle cómo miden cada fanega de fruta, anotan en su conteo y luego lo depositan en las pilas. El siguiente paso será el flote. *Cajuela: 12.9 kg de fruta. *Fanega: 258kg de fruta (20 cajuelas) que producirá un quintal de café en oro: 46 kg. Felipe Monge, Café La Lía. “En el pico de la cosecha solemos estar trabajando en el micro beneficio hasta la noche”, nos comenta Felipe. Luego de hacer el flote de las cerezas (con agua, para separar los frutos más livianos y basura ocasional) que pasarán a la siguiente etapa: los chancadores (despulpadores). Los cafés que se disponen para proceso natural no pasan por los chancadores, sino que se envían directamente a las camas de secado. Estas son máquinas que mediante la fricción extraen los 2 granitos de café de la pulpa y cáscara de la cereza. Como los microbeneficios suelen tener poco espacio y menor capacidad que las instalaciones más industriales, deben de organizarse muy bien para que el flujo de trabajo no se detenga. Al amanecer del siguiente día, los patios y camas contarán con nuevos cafés: los naturales listos para semanas de secado con toda la fruta, otros rebozantes de miel (el mucílago que recubre los granos), otros lavados de dicha miel, y otros en recipientes cerrados para fermentación controlada. En la zona de maduración media y tardía, este proceso suele coincidir con el inicio de la temporada seca del país, es decir; cuando tenemos más intensidad y horas de sol. Además de visitar a la familia Monge, pasamos a saludar a los amigos de Chumeca Coffee, especialistas en cafés naturales y fermentados (anaeróbicos). También estaban en pleno proceso de cosecha, como era de esperarse. Así como lo observé con Felipe, don Luis Alberto Monge, con quienes conversamos en La Lía, y cuando compartimos con Emilio y su padre don Martín Ureña, todos estaban vestidos de trabajo: calzado de trabajo, ropa que a la altura del día tenía todas las marcas de estar internados en el campo, sombrero para paliar el sol, pero sobretodo: una sonrisa de quien están haciendo lo que le apasiona, que está viendo los frutos de 1 año de trabajo. La cosecha también transforma el rostro de quienes la esperan. Referencias: La recolección del café. Informe para el OISS.Crecimiento y desarrollo de la planta del café. CENICAFÉ, Colombia.Sobre la recolección del café. ICAFE. Costa Rica.Más del 60% de recolectores son extranjeros. La Nación. Comparte esto:TwitterCorreo electrónicoLinkedInMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado